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COLOMBIA POR SENDAS INFLACIONARIAS Y CAMPOS MINADOS EN LA DESACELERACION DEL CRECIMIENTO ECONOMICO


El 5 de abril de 2023, el DANE reveló el comportamiento anualizado de la inflación para marzo de 2023 con resultado de 13,34%. La estadística estuvo por encima del pronóstico de muchos analistas que le apostaban a una inflación menor porque el Ministerio de Hacienda generó una expectativa relacionada con que a febrero de 2023 la inflación llegaría a su cima. Sin embargo, por tercera vez consecutiva el Ministerio se equivocó en su pronóstico y el resultado a febrero de 2023, fue 6 puntos básicos menor que la inflación de marzo. Lo anterior nos lleva a la siguiente conclusión preliminar: pese a que ahora existe menor velocidad que antes en el aumento del nivel de precios, la inflación aún mantiene el comportamiento ascendente que, sin pausa nos acompaña a los colombianos desde hace 23 meses. En otras palabras, si se compara la inflación de marzo de 2021, que era del 1.51%, con la de marzo de 2023 equivalente al 13,34%; se puede afirmar que la inflación ha tenido un aumento de 883% en el referido período de tiempo.


Por lo anterior, reiteramos que la inflación no se ataca sólo con el aumento de la tasa de intervención, como de forma sostenida lo viene haciendo la junta directiva del Banco de la República, sino con una política macroeconómica consistente, en la que las instituciones del estado colaboren armónicamente para cumplir los fines esenciales del Estado. Con lo cual se debe cumplir el mandato constitucional, legal y jurisprudencial que, obliga a mirar la economía desde la perspectiva de la estabilización económica, sin que, por ello se descuiden los niveles de empleo, el crecimiento, y la coherencia macroeconómica que, propenden por la armonización de las variables fiscales y monetarias, necesarias para avanzar en la superación de los déficit fiscal y de balanza de pagos, y de los deteriorados indicadores sociales.


Así las cosas, se requiere superar la confianza ciega en el uso de la tasa de interés como única medida para combatir la inflación, pues el abuso de esta medida está cerca de provocar un agudo choque de disminución de demanda agregada que podría afectar los sectores de vivienda, emprendimiento empresarial, alimentos, bebidas, restaurantes, turismo, arrendamientos, importaciones, entre otros. Con respecto a lo descrito, el diario el Tiempo recientemente reportó que, alguien que dirige una red de supermercados anotó que, por primera vez el consumo per cápita de las familias ha caído sensiblemente debido al aumento ostensible en los precios de los alimentos. Igualmente, de la intervención de la directora del DANE en rueda de prensa del 5 de Abril de 2023, podríamos deducir que el costo de las frutas frescas aumentó en 27.1% y que los alimentos unidos a las bebidas fueron los que más jalonaron el aumento de los precios, responsables de 4.05 puntos porcentuales de los 13.34% de la inflación de marzo. En otras palabras, hay vientos de reducción del consumo per cápita. Por tanto, si seguimos con esta descontrolada senda inflacionista del nivel general de los precios sin que se den medidas que verdaderamente adopten un papel activo de libertad vigilada de precios por parte de los distintos órganos de inspección, vigilancia y control del Estado no lograremos la meta de tener el pico más alto de crecimiento de la inflación a finales de mayo de 2023.


Por otra parte, es palpable la exigua actividad de los órganos de control del Estado para hacer frente a esta hoguera inflacionaria. Entidades como la Superfinanciera, la Superintendencia de Industria y Comercio, la Superintendencia de Servicios Públicos y la Contraloría General de la República pasan sin pena ni gloria, pues en un contexto en el que los precios en muchos sectores parecen no ser asignados por las fuerzas del mercado, ni por una objetiva contabilidad de costos, sino por lo que a cada sector se le ocurre. Generándose un espiral inflacionario, qué es necesario intervenirlo cuanto antes, para lograr posiblemente a Mayo de 2023, lo que Estados Unidos logró llegando al techo de su inflación post pandemia en Febrero/23.


El miércoles 5 de abril tanto el Presidente Petro, como el Señor Ministro de hacienda, invitaron a los gremios para concientizar a los empresarios para que ayuden a moderar la inflación de productos industriales y de servicios. Sin embargo, esto no servirá de mucho sino se atacan las razones de fondo, pues, es necesario que las empresas se formalicen para que tengan contabilidad normal y de costos, y no estén asignando al ojímetro y a la conveniencia de cada sector el aumento de precios, en detrimento del bienestar de la población y del cada vez más visible efecto de la disminución en la demanda agregada.


Como corolario de lo anterior queda claro que, el efecto nocivo del aumento sin techo en el nivel de precios es la desaceleración económica que se viene incubando y que, en últimas, es lo único que le va a colocar pico a la inflación. Llevamos 12 meses continuos de aumento en la tasa de intervención sin que se hayan logrado los resultados prometidos (reducir la inflación en un término de 9 a 12 meses); es más, se ha producido el resultado exactamente contrario. Por tanto, se requiere de manera urgente que el Estado como un todo asuma el reto de la lucha contra la inflación con un adecuado control persuasivo sobre la tasa de cambio, la tasa de usura, la tasa de intervención, los precios de los servicios públicos especialmente los relacionados con la electricidad y el trámite de las reformas estructurales acordes con la realidad fiscal del país.


Por otra parte, este esfuerzo requiere apartar las esperanzas de los disonantes escenarios financieros sobre los cuales aún no se llegan a acuerdos ni con el Congreso, ni con los gremios; porque sencillamente la información aportada por la rama ejecutiva del poder público hasta ahora no es completa, ni clara, ni definitiva. Esta forma de presentar los proyectos e impulsar las negociaciones ha terminado por fomentar la incertidumbre, el nerviosismo financiero y la especulación en el mercado. Más aún cuando, no se han aportado instrumentos fundamentales como el marco fiscal de mediano plazo, el marco de gasto de mediano plazo, el modelo financiero de pensiones, los presupuestos plurianuales de inversión; los cuales, permitirían establecer una ruta de corto y mediano plazo en materia de programación y gestión de la inversión pública que ayuden a visualizar de manera diáfana el crecimiento de la economía.


Por todo lo anterior, hay que apagar la llamarada de la inflación con gerencia pública integral y desactivar los campos minados de la desaceleración de la economía con una efectiva gestión y ejecución de la inversión pública que nos haga salir de los desalentadores pronósticos de un nimio crecimiento entre 0.8 y 1.1% del PIB para 2023 del Banco de la República, el FMI y el Banco Mundial y que nos ubique por la senda de los pronósticos de crecimiento de países como el Salvador(2.3%), Perú(2.4%), Bolivia(2.7%). Colombia puede lograr un crecimiento económico entre 2.0% y 2.5% del PIB y una inflación entre el 8.5% y el 9% a diciembre de 2023, si logramos tener en cuenta que la administración de la hacienda pública, la economía, la política, la historia, y la sociología están estrechamente relacionados con el irrestricto cumplimiento de los principios de reserva de ley, la eficiencia y eficacia de la administración de lo público, y el bienestar general de la colectividad, bajo la égida del Estado social de Derecho.


HENRY AMOROCHO MORENO

PROFESOR HACIENDA PÚBLICA Y PRESUPUESTO

UNIVERSIDAD DEL ROSARIO.

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